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La visión de una chica atada y amordazada (o de varias, mejor aún) siempre me sedujo desde niño, desde que tengo memoria. Algunos dicen quequizás el adoptar un fetiche tenga que ver con las experiencias y escenas a las que está expuesto cuando comienza su despertar sexual. Pero en mi caso, o venía conmigo desde que nací o tuve un despertar sexual muy temprano, pues recuerdo perfectamente tener 6 años cuando ya me quedaba pegado en una página de alguna historieta cómica infantil, como los de Disney, si en esa página había una imagen de alguien atado y amordazado.

También recuerdo que desde esa edad me gustaban las piernas bonitas de mujeres, sobre todo en faldas cortas y con medias. No es de extrañar que desde la infancia las imágenes que combinaran ambas cosas fueran mis favoritas.

Después de las revistas infantiles, cuando tuve acceso a los libros de historietas ya dirigidos a un público más adolescente o adulto, allí encontré las primeras imágenes de mujeres bellas atadas y amordazadas, pero que usualmente salían bien libradas de sus predicamentos. Eran historias sin violencia ni contenido sexual directo, pero que el sólo hecho de aparecer estas chicas ya me excitaba, aunque en esa época no sabía en realidad qué significaba eso.

Así que ya ven, en mi experiencia el gusto por mujeres atadas y amordazadas lo tengo desde que tengo memoria; no siento que haya sido algo que coincidió con el momento en que adquirí conciencia, o por lo menos el instinto sexual propiamente dicho. Pero ese es solo mi caso, y por lo que he visto aquí habemos tantos casos como personas. Y como dije antes, todas muy válidas. ¡VIVA EL BONDAGE!

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